20 octubre 2006

Los últimos de Filipinas

Hola de nuevo.

Aquí estamos otra vez para exponer nuestros pensamientos acerca del gran timo que supone el mercado inmobiliario en Expaña (sí, sí, com 'x').

Hoy quiero recordar a los últimos de Filipinas, ese medio centenar de héroes que en 1899 estuvieron encerrados durante 337 días dentro de una iglesia cercada en el pueblo filipino de Baler, ignorando que la guerra había acabado hacía tiempo.

Pues bien, al igual que aquellos héroes del Pacífico, hoy en día también tenemos entre nosotros a otros últimos de Filipinas, que contra viento y marea aún se mantienen firmes al pie del cañón, permitiendo con su sacrificio que el tingladillo no se desmorone todavía.

Ellos, al igual que los militares españoles de antaño, tampoco son conscientes de que la guerra ha terminado hace ya algún tiempo. Los grandes jefes poco a poco han ido abandonando el campo de batalla y han dejado a la tropa abandonada y desamparada, aunque aún combativa, ignorante del engaño y la traición a que está siendo sometida.

Parece que aún les queda munición para dar unos cuantos tiros más, y sus mandos inmediatos aún los arengan a continuar la lucha: ahí tenemos al gobierno y sus acólitos, templando los ánimos con sus informes (sic) de subida del precio de la vivienda, o al mismísimo nuevo Gobernador del BDE diciendo que endeudarse no es malo, que somos ricos (y cada día más) y que todo va perfecto. Cuanto más tiempo aguante la chusma del frente, más tiempo tendrán las grandes manos para largarse con el mayor botín y las mínimas pérdidas personales. ¡¡Que no pare, más madera!!

Aquí hay que morir matando, aguantar hasta el final, las filas prietas e impasible el ademán. Como en cualquier guerra, hay que hacer propaganda y ostentación de la propia fuerza hasta el mismo momento en que el enemigo cruce el umbral de nuestra puerta.

Y para que siga la fiesta y parezca que todo va perfectamente, aquí llega la última caja de cartuchos que los de arriba han encontrado por ahora para proveer de munición a la tropa del frente: los nuevos productos que los bancos, esas generosas entidades cuya única ambición es ayudarnos a conseguir nuestros sueños, han ideado con la única meta de que los últimos despistados se enrolen en las filas de la guarnición de Filipinas.

A las ya conocidas hipotecas puente e hipotecas a 40, 45 e incluso 50 años se une ahora otro novedoso producto: la hipoteca con periodo de carencia. Es decir, que durante los primeros años del préstamo sólo se pagan intereses sobre ese préstamo, o lo que es lo mismo, se amortizan 0€ (repetimos, cero euros) durante ese periodo, y sólo a partir de entonces es cuando se empieza a pagar la hipoteca como tal, es decir, con una parte del capital destinado a la amortización del préstamo.

Esto no es más que un alquiler más o menos encubierto: estamos alquilando el dinero necesario para poder comprar la vivienda. Tras el periodo de carencia, habremos estado alquilando ese dinero pero no habremos comprado ninguna parte de ese dinero (es decir, seguimos debiendo al banco lo mismo que al principio).

Y ya puestos a innovar, el summum de la hipoteca con carencia es la hipoteca de sólo intereses. En esta hipoteca se pagan sólo los intereses del préstamo durante toda la vida de éste (30, 40 o más años), y pasado ese tiempo es cuando se amortiza todo el capital de golpe. Desde luego, hay que ser muy optimista para pensar que a lo largo de todo ese tiempo las cosas van a ir tan bien como para haber pagado todos los intereses del préstamo y además haber ahorrado todo lo necesario para amortizar el total.

La principal "ventaja" (por llamarlo de alguna manera) de las HSI es que la cuota queda recucida en la parte de amortización de capital, lo cual hace que sea más fácil poder hacer frente a los pagos mensuales. Pero claro, hay que tener en cuenta que cuanto mayor es el tipo de interés y mayor es el plazo del préstamo, menor es la parte de amortización de la cuota. Por tanto, alguien que haga frente a una HSI se puede encontrar con que paga casi lo mismo que por una hipoteca convencional a poco que los tipos de interés suban algún punto, con la desventaja de que no estará amortizando ni un euro del capital endeudado.

Como inciso, este enlace describe amenamente los riesgos que comporta una hipoteca de este tipo.

¿Quién quiere hacerse con una de estas hipotecas? ¿Quién quiere coger el fusil y enrolarse en la guarnición de Filipinas? Estoy seguro de que aún quedan valientes que creen fervientemente que han de luchar por su vida, su honor y su patria, sacrificarse hoy para poseer algo en el futuro (un futuro muy lejano, eso sí). Y pensarán que nuestros dirigentes no mienten cuando declaran que en Filipinas todo está bajo control y que todo seguirá igual que hasta ahora.

¿Qué valiente se hace con el último cartucho? ¿Quién desea dispararlo? Pero que se lo piense bien, no sea que el tiro le salga por la culata...

En fin, de valientes está el cementerio lleno...


PD: El 30 de Junio de 1899 los 'últimos de Filipinas' recibieron un salvoconducto de parte de los sitiadores filipinos para poder regresar a España. La guerra estaba perdida, aunque los que no murieron durante el asedio conservaron sus vidas. Sin embargo, algo me hace sospechar que el único salvoconducto a los nuevos últimos de Filipinas será la refinanciación que el banco tenga a bien considerar.

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