14 julio 2011

Consejos de venta

Muy buenas.

Me han gustado mucho los consejos de venta que se indican en el blog de José Barta, no tanto por la ayuda en sí que ofrece a los vendedores, sino porque pone negro sobre blanco las verdades del barquero, ayudando a desmoronar la poca moral que aún pueda quedar en las filas de los que aún piensan que pueden dar el pelotazo con la venta de su pisito. Buenísimo en particular el consejo número cinco:

Convénzase de que la persona que, en una época de crisis económica como la actual, está dispuesta a comprar un piso a los precios del mercado de hace apenas dos años, no existe, o está mintiendo, o es una persona estúpida; estas últimas pudieran ser potenciales compradores, pero no suelen tener dinero.

También mola la frase con la que despide el artículo, una claudicación en toda regla:

Les deseo toda la suerte del mundo y el valor preciso para asumir aquellas pérdidas que fueran precisas, para salvar lo que se pueda. 

Aquí dejo el resto de consejos, para que os echéis unas risas evocando la imagen de los palilleros que pensaron en hacerse ricos dando el pisopase o comprando un terruño a precio de oro para levantar un imperio. ¡La venganza es un plato que se sirve frío!

  •  Si usted lleva algún tiempo tratando de vender su piso le resultará fácil comprobar que ayer podría haberlo vendido más caro que hoy, pues bien…créame cuando le digo que, por mucho que le parezca que tiene que bajar mucho el precio, hoy lo venderá más caro que mañana. Por ello considere prioritario asumir esta conclusión.
  • Si usted no afina en el precio adecuado se encontrará, quizá ya lo está comprobando, que la caída del mercado va por delante de usted, por lo que su precio siempre es más caro que el de aquellos que consiguen vender. Debe asumir el valor preciso para romper esa pauta.
  • Por muy “extraordinario” que le parezca su piso hágase definitivamente a la idea de que esa opinión no la comparten los posibles compradores, en caso contrario ya lo habría vendido sin la más mínima pega…y tendría cola de compradores para redirigirlos a otros pisos algo menos “extraordinarios”, y ganarse un buen dinero como intermediario. Si esto no ha sucedido ya,  desengáñese, y busque soluciones realistas.
  • Un comprador es una persona, física o jurídica, que le entrega a usted un dinero a cambio de su piso, ante un notario, contra un documento de compra venta elevado a público. Las personas que llaman por teléfonos, e incluso las que visitan su piso, no pasan de ser meros curiosos, posibles interesados (a los que falta un largo proceso de negociación) e incluso competidores suyos que tratan de vender también sus pisos y se informan de sus condiciones.
  • Han pasado a la historia las expectativas de crecimiento económico que nos animó, hasta hace poco, a invertir en proyectos inmobiliarios, confiando en su rápida revalorización. Convénzase de que la persona que, en una época de crisis económica como la actual, está dispuesta a comprar un piso a los precios del mercado de hace apenas dos años, no existe, o está mintiendo, o es una persona estúpida; estas últimas pudieran ser potenciales compradores, pero no suelen tener dinero.
  • Si usted cree que el precio de los pisos que aparecen en los anuncios, de la prensa escrita y de los portales inmobiliarios, es el precio de referencia de mercado, compruebe cuanto tiempo llevan sin ser vendidos, descubrirá que dichas referencias sirven “para no vender”.
  • El precio de mercado de su piso es ajeno a sus antiguas expectativas de beneficio económico, e incluso, y esto es más triste, a su actual crisis económica, de trabajo o familiar, si es que la está usted sufriendo.  Sus necesidades personales no pueden influir en la determinación del precio, lo más que conseguirá es engañarse, perdiendo tiempo, con lo que empeorará su situación.
  • Es probable que usted tenga que valorar “cuánto dinero puede perder” en la operación de venta, “para evitar perder más” o “perderlo todo”. En la vida, en el plano económico, casi siempre resulta más rentable, a medio y largo plazo, cortar con una situación insostenible, para poderse volcar en un proyecto nuevo, antes que empecinarse en encontrar soluciones inexistentes, demorando el comenzar de nuevo.
  • Pregunte a conserjes y porteros, profesionales de la intermediación y gestores administrativos, si conocen a alguien que pudiera estar interesado en su piso. No pida “sus opiniones” sobre el precio, inquiera por posibles compradores, que le puedan realizar ofertas reales, y con los que pueda negociar directamente el precio.
  • Comprométase al pago de honorarios, supeditados al buen fin de la operación, por la venta de su piso, al objeto de conseguir el mayor número posible de personas que deseen colaborar con usted. Sea generoso y establezca honorarios que incentiven al intermediario a conseguir el mayor precio posible.
  • Dado el problema de stock creciente de viviendas que tienen las entidades financieras, que las está obligando a ser su principal competidor, no le aconsejo que solicite ayuda en su agencia del barrio, y menos que les presente un potencial comprados de su piso precisado de financiación. Sí debe usted aproximarse a ellas, como posible comprador, para otear hasta qué punto compiten con usted, o mejor dicho, hasta que punto debe usted llegar en su oferta, para adelantarse a la competencia de dichas entidades.
  • Si su piso tiene un aspecto desaliñado, sucio o avejentado, arréglelo lo preciso como para que dé la sensación de poder ser ocupado en muy poco tiempo; la mayoría de posibles compradores no tienen capacidad de ver “lo maravilloso que quedará el piso”, con un ligero arreglo, o no están dispuestos a “luchar con futuras reformas por lo imprevisible de su coste y duración”.
  • Finalmente, como la financiación es importante, quizá pueda mejorar algo el precio de venta si usted puede dar aplazamientos de parte del pago. Tenga en cuenta para ello un previsible horizonte de recuperación del crédito inmobiliario no inferior a dos o tres años.

09 julio 2011

Entre todos la mataron...

...y ella sola se murió. Este dicho popular se puede aplicar perfectamente a nuestra burbuja inmobiliaria autóctona. Ahora nadie es responsable, todo es culpa del aquel, del otro, del de antes o del de más allá.

Ahora que el desastre es irremediable todos se echan la pelota unos a otros. Esto es un choteo y aquí nadie quiere cargar con el muerto ni un poquito. Así, el indecente mamarracho que vaga por La Moncloa rebuznó durante el pasado debate sobre el estado de (los restos de) la Nación que la herencia que había recibido del PP era la peste del ladrillo, un troyano infiltrado entre fantásticos datos económicos. Pepiño, el perro ladrador, ya había apuntado en esa dirección para cargar al PP con la responsabilidad de la burbuja, a pesar de que después entonó un mea culpa con la boca chica.

Y es cierto, pero los lamentos llegan un poco tarde: ¡parece que no se acuerdan de que ellos llevan nada menos que siete años en el (des)Gobierno! Hay que tener mucha, pero que mucha caradura para saltar con esas después de siete años en el poder, durante los cuales alardeó de "Champions League de la economía", de haber superado en PIB per cápita a Italia, de estar a punto de superar a Francia y Alemania, de tener el sistema financiero más sólido del mundo... De que sus ministrillas de Vivienda fuesen por ahí soltando idioteces (la Truquillo -ya hablamos de ella un artículo hace ¡seis! años-, la Chacón, la Corredor... gracias al blog de Santiago González por los enlaces). Ahora, siete años después, se da cuenta el miserable indocumentado de que la herencia del PP no era buena, de que el endeudamiento era insostenible y de que la construcción a todo trapo no se podía mantener. ¡Ahora se da cuenta!

Para mayor indecencia, le dio por apuntarse como tanto propio el haber pinchado la burbuja, como si el pinchazo hubiese sido algo provocado voluntariamente por él y sus absurdas políticas. ¡No hombre, no! La burbuja pinchó porque no había más remedio a pesar de todos los esfuerzos realizados para que no ocurriese.

Por supuesto, desde el PP se lavan las manos (a pesar de su evidente parte de responsabilidad), algo por otra parte muy lógico teniendo en cuenta que han pasado siete años desde que dejaron el poder y de que el imbécil con certificado de autenticidad aceptó de buen grado la herencia recibida y no movió un dedo para cambiar nada. Afortunadamente, aún quedan algunos socialistas medianamente decentes y lúcidos quienes reconocen la parte de responsabilidad que recae íntegramente sobre el PSOE. Son los extraños casos de Joaquín Leguina (muy recomendable su blog) o Josep Borrell, que ha sido el único del que yo tengo noticas que ha denunciado la parte de responsabilidad que le atañe a destacados socialistas en todo este desaguisado. Por otra parte, remarcar que la inexistente gestión de dicha burbuja y sus consecuencias es un marrón que sólo le atañe al PSOE.

[NOTA: Desde este blog siempre hemos dicho que el PP fue el responsable del origen de la burbuja, aunque es de justicia reconocer que no es lo mismo que se inicie en un contexto más o menos proclive a ello (PP) que dejar que llegue hasta el infinito y más allá (PSOE). El enlace anterior a un artículo de Martín Seco lo explica mucho mejor de lo que lo puedo hacer yo]

Pero los banqueros también tienen su parte de responsabilidad. Ahora parece que los políticos están descubriendo la pólvora, ya que ahora es cuando se enteran de que se daban créditos a cualquier insolvente que asomase la nariz por una sucursal bancaria. Ahora es cuando CiU se apunta a la tesis de que "las entidades financieras daban dinero a todo el mundo". Ahora es cuando el analfabeto ladrador Pepiño acusa a la banca de dar hipotecas a quienes no podían pagarlas, o Valeriano acusa a los bancos de ser los culpables del paro. ¿Es que se han caído ahora de un guindo? ¿Es que algunos somos tan listos que fuimos capaces de ver con años de antelación lo que nuestros próceres ni siquiera intuyeron? ¿O es que tienen más cara que espalda y ahora la culpa siempre es de otros pero nunca de ellos, quienes tenían la responsabilidad de poner coto al desmadre?

Y hablando de responsabilidades, desde CiU también se ha apuntado al Banco de España como responsable del desmadre financiero. Curioso que Pepiño niegue responsabilidades del BdE... claro, MAFO es uno de los suyos, puesto ahí por ellos, y no van a cargar contra él porque sería cargar contra sí mismos. Y, por supuesto, desde el BdE echan el balón fuera y dice lamentar que los políticos no hicieran caso al BdE ante la burbuja. Curioso que calle como una puta respecto a las inacciones del BdE durante todo este tiempo frente a tasadoras, endeudamiento familiar y privado, préstamos de bancos y cajas... También escribimos en este blog un artículo dedicado a MAFO allá por aquellos tiempos de 2006. Que no nos venga ahora con enjuagues y eludiendo su propia responsabilidad. Ahí también expusimos que se colocó a un político y no a un técnico al frente del BdE. Curioso que ahora vaya de tecnócrata y acuse a los políticos del desastre... ¿y qué es lo que es él realmente sino un político, socialisto para más señas?

Pero de lo que nadie ha hablado (al menos que yo sepa) es de la responsabilidad que cada uno tiene en sus propias decisiones económicas. El primer paso para todo este caos es que un descerebrado insolvente asome su analfabeta nariz por una sucursal bancaria; sin este primer paso, todo lo demás no hubiera ocurrido. Quizás nadie quiere culpar al populacho, bien sea para no perder votantes o bien para no perder clientes, pero la verdad es que los ciudadanos, con sus decisiones de compra y endeudamiento, son tan responsables (o más) que cualquier otro. Cómo no, también hablamos de ello hace tiempo en este blog (y varias veces). Lo peor de todo esto es que al final pagaremos todos, los descerebrados (en su pecado llevan la penitencia) y los prudentes (que no nos libraremos de la crisis global, la recesión, el paro y los impuestos).

Al final, y visto lo visto, el dicho popular referido a nuestra burbuja podría ser:

Entre todos la inflaron y ella sola reventó

PD: Espero que la analfabeta compulsiva Aído (o alguna de sus acólitas) no me empapele por apología de violencia de género tras leer el título del artículo... :-P