11 agosto 2007

Las de Caín: Las constructoras no están solas

Estimados lectores,

tras un lapso realmente largo de inactividad debido a alguna que otra interesantísima actividad en el ámbito personal (hay vida después del blog) y también, reconozcámoslo, debido a una cierta vagancia estival, volvemos de nuevo al tajo. ¡Hibernamos, pero no morimos! :-)

Venimos hoy a poner sobre la mesa los problemas que tienen no sólo las constructoras e inmobiliarias, sino también otros agentes involucrados en locura en que se ha convertido el mercado inmobiliario.

Los hipotecados

Es de sobras conocido por todos que muchos de los recientes compradores de vivienda lo han hecho en el límite de sus posibilidades, y sospecho yo que sin haber realizado las cuentas con la frialdad necesaria. Ya se sabe, la ilusión de poseer por fin del ansiado nidito de amor hizo aflorar el optimismo financiero de muchos, sin tener en cuenta nada más allá de la cuota que iban a pagar. ¿Y si mañana sube el euribor o falta el empleo? ¡Nada, nada, eso no va a pasar en los próximos 30 años!

Y de esos polvos tenemos estos lodos:

  • El endeudamiento familiar supera récords trimestre a trimestre: 860.000 millones, cifra récord que representa al 88 por ciento del ya ilusorio PIB.
  • La compra de vivienda ya se "come" casi la mitad de la renta bruta disponible de las familias, con incrementos anuales que son a todas luces insostenibles.
  • El timo de la reunificación de deudas está a la orden del día: Y eso que dicen que por aquí no hay hipotecas 'subprime', como en EE.UU. Y lo cierto es que hay algo de razón en esa afirmación: en España no hay subprime como tal, porque todo el mercado hipotecario es subprime.
  • La subida del euribor se nota en el bolsillo, las cuotas suben una media de 2.244€ al año (para una hipoteca de 147.000€ a 25 años, lo cual está muy por debajo de lo que muchos están pagando) y el consumo se resiente, con lo que ello supone para una economía basada en el consumo (¿consumismo?) interno. Y aquí no acaba la cosa: si el euribor sigue subiendo, a algunos les va a costar más el collar que el perro, y el futuro no parece muy halagüeño. Es lo malo de contratar plazos infinitamente largos.
  • El lobo ya está asomando las orejas y se empiezan a dar casos de cierta desesperación en la compra venta de pisos. Aquí un ejemplo de algo que se va a dar más a menudo de lo que muchos creen: vender un piso "por lo que sea". Y veremos muchos más casos de gente atrapada en hipotecas puente o, simplemente, con cuotas inabordables que necesiten vender urgentemente.
  • Los embargos empiezan a aflorar, y si la gente se echa las manos a la cabeza ahora, cuando esto no ha hecho más que empezar, no quiero imaginar lo que puede ocurrir dentro de unos cuantos meses cuando el problema sea vox populi.
La banca

La irresponsable banca es, en última instancia, la gran responsable de lo que se nos viene encima. Y digo esto sin obviar la parte de responsabilidad de cada uno a la hora de endeudarse, pero es que contra el vicio de pedir está (o debería haber estado) la virtud de no dar, y la banca, cegada en la avaricia del negocio y el pelotazo, ha prestado cientos de miles de millones de euros a insolventes incapaces de devolver semejantes cantidades.

El problema lo estamos viviendo en directo con la crisis de las hipotecas 'subprime' en EE.UU, donde varios bancos se han declarado en quiebra y cuya crisis amenaza con extenderse por todo el sistema financiero mundial. Resulta que lo que está ocurriendo en un lejano país nos está tocando de lleno, con bancos europeos como DB o BNP afectados por la crisis. La palabra pánico parece ser la que mejor refleja el estado de ánimo de los inversores, dado que cientos de bonos hipotecarios han sido o van a ser revisados en sus recomendaciones. [NOTA: A día de hoy, quien se crea las recomendaciones de las agencias de inversión merece un premio a la ingenuidad, por no decir algo peor].

En España, al problema 'subprime' estadounidense se le suman los problemas locales, donde la caída inmobiliaria puede hacer peligrar algunos bancos. Son varias las entidades que han advertido de la caída del precio de la vivienda en el futuro cercano, como Morgan Stanley o Deutsche Bank, que también coinciden en que el número de viviendas construidas caerá hasta las 475.000 anuales. Lo que ninguno parece explicar es qué va a ocurrir con los cientos de miles de trabajadores que sobrarán al dejar de construirse casi la mitad de lo que se construye hoy en día...

Las inmobiliarias (otra vez, cómo no)

Tanto Gobierno como oposición han recibido recientemente la visita de los desvergonzados promotores y constructores que, como plañideras, acuden pañuelo en mano a exigir tanto al actual como al futurible jefe del ejecutivo medidas que aseguren que su sector no se va a ir al garete.

Qué malita tiene que estar la cosa para que estos indecentes estén llorándole al Gobierno para que les salve del hundimiento total. Dicen ahora estar preocupados por la mala imagen del sector, y tienen la desvergüenza de achacarla a la subida del euribor; bien les vendría mirar su propio ombligo y buscar las causas en el precio desorbitado y las calidades pésimas, los chanchullos con los ayuntamientos y otras razones que, digo yo, también podrían tener algo que ver con su mala imagen.

Cuando el mercado iba viento en popa a estos impresentables no les importaba su mala imagen; ahora que empiezan a pintar bastos, se entrevistan con quien haga falta para salvar su chollo. Además, tienen la desvergüenza y el descaro de lanzar una amenaza velada al señalar lo necesaria que es su actividad para la buena marcha de la economía española. Sí, ya vemos lo bien que va nuestra economía gracias a su actividad: créditos desorbitados, España hipotecada hasta las cejas, modelo económico insostenible,...

Vamos, que lo que quieren es ni más ni menos que el Gobierno le salve los muebles y haga lo que sea para que ellos puedan seguir construyendo a todo trapo. Pero la verdad es que lo que hace falta es una buena crisis que nos quite a esta lacra de encima. Después de las lágrimas podremos volver a intentar ser un país productivo, de una vez por todas. Claro que si no lo conseguimos con ayudas europeas y tipos mínimos, ¿lo conseguiremos con todo cuesta arriba?

País de chichinabo...