01 octubre 2006

Cuando las ratas abandonan el barco...

Hola a todos.

Esta semana han aparecido dos noticias relacionadas con el mercado inmobiliario. Bueno, realmente ha habido muchas más, pero estas dos me han parecido la más relevante y la más curiosa.

La relevante

La relevante (o revelante, porque revela algunas cosas) es la relativa a los movimientos corporativos que se han producido en la bolsa, en la que grandes constructoras han tomado posiciones en empresas del sector energético español. Ahí están los casos de Acciona comprando un porcentaje significativo de Endesa, o de ACS haciéndose con un paquete importante en Iberdrola.

No deja de ser curioso que empresas con unos beneficios tan pomposos como las constructoras prefieran invertir en sectores cuyos precios están regulados y, por tanto, fuera de grandes aumentos de beneficio. ¿Por qué abandonan un sector de beneficios eternos? ¿Por qué no se dedican a reinvertir los beneficios en el sector de la construcción y así seguir ganando miles de millones como hasta ahora?

¿O es que acaso las grandes manos están viendo que esto de los beneficios eternos se está acabando? Y no sólo los beneficios eternos... ¿Estarán viendo un crash de las inmobiliarias en el horizonte cercano? Recordemos que algunos bancos han soltado lastre y han vendido grandes participaciones que poseían en el sector inmobiliario.

Resumiendo, vemos cómo las constructoras "diversifican" huyendo del sector propio e invirtiendo en valores refugio como la energía, y cómo los bancos empiezan (bueno, empezaron hace ya un tiempo) a deshacerse de todo lo que huele a ladrillo.

Y la pregunta es: ¿qué estará pasando cuando vemos que el capitán del barco se subió a un bote diciendo que iba a por tabaco y, ahora, las ratas están también abandonando el barco? No sé, pero si yo estuviese en el barco intentaría subir a un bote pero YA, si es que aún queda alguno disponible.

La curiosa

La noticia curiosa es la que habla de una familia que ha logrado reducir su deuda tras declararse en quiebra, evitando así que les embargasen la casa, reservando una parte de sus ingresos para pagar deudas y disponiendo del resto para salir adelante.

Bien, en este caso tengo dos sentimientos que se contraponen. Obviamente, no creo que alguien desee que a las familias les pase nada malo como un embargo o cosas parecidas (aunque desgraciadamente en este país se van a ver embargos a saco de aquí a no mucho tiempo). Lo que sí expongo abiertamente es mi deseo de que todo especuladorcillo, pasapisero e inversor de medio pelo pierda hasta la camisa y se quede en la ruina por los siguientes 20 años, pero esto es otro cantar...

Bien, volviendo al tema que nos ocupa, tengo dos sentimientos contrapuestos: por un lado, no deseo ver familias en la calle víctimas de embargos, pero por otra parte creo firmemente que cada uno ha de ser responsable de sus propias decisiones y de las consecuencias que puedan acarrear.

En el caso de la familia en bancarrota, parece ser que problemas de salud impiden seguir trabajando a uno de los miembros de la pareja. Yo no conozco los detalles del caso y no sé en qué se habrá basado la juez (no me gusta la palabra 'jueza') para impedir el embargo; además, en un caso de salud como este parece un acto humanitario permitir a esta familia continuar en su vivienda.

Pero, por otra parte, ¿qué clase de cálculos hizo esta familia antes de endeudarse de esa forma? ¿No pensaron en que uno de los dos podría perder el trabajo? Y durante el tiempo que ambos aportaban ingresos, ¿hicieron lo posible por ahorrar y reducir deuda o vivieron a todo trapo? La deuda que tienen contraida, ¿es sólo de vivienda o de otros gastos de consumo? Por otra parte, ¿la deuda contraida en vivienda suponía el 35% (a lo sumo 40%) de los ingresos de la pareja calculados sobre tipos al 4.5% o 5%? ¿La hipoteca es sobre un máximo del 80% del valor de la vivienda? Resumiendo: ¿estaban sobreendeudados desde el mismo momento en que pidieron el préstamo?

Estoy seguro de que nuestra eficiente justicia habrá ponderado todos estos parámetros a la hora de hacer una valoración del estado financiero de esta familia y, tras un exhaustivo estudio, ha decretado que la familia ha sido víctima de imponderables; en otras palabras, ha tenido mala suerte, y por tanto merece una cobertura por parte del Estado.

Pero expongamos otro caso que, estoy seguro, nada tiene que ver con el de esta familia. Pareja de mileuristas con contratos precarios que piden hipoteca sobre el 100% de la vivienda de 200.000€, lo que a tipos actuales supone una letra por el 50% de sus ingresos mensuales. Ahora, uno de los dos queda en paro y se ven imposibilitados para hacer frente a la hipoteca. ¿También podrían acogerse a la ley de quiebras? ¿Algún juez lo admitiría? Sinceramente, y aun a riesgo de ser tachado de inhumano, ruín y despreciable, espero que no.

He dicho antes que yo no deseo que nadie sufra la desgracia de ser embargado, pero también he dicho que cada uno ha de ser responsable de sus decisiones. Lo que no veo justo es que papá Estado venga a salvar a todos los descerebradetes que decidieron vivir por encima de sus posibilidades y compraron lo que no podían pagar. Sobre todo porque ellos mismos han creado el problema actual al entrar en esta rueda de sinrazón y pagar cantidades desorbitadas por las viviendas.

Pero supongamos que estos deudores también pueden acogerse a la ley de quiebras y dejar de pagar. Parecería que hemos vuelto a perder los de siempre, los cautos, y que los incautos han vuelto a salirse con la suya: son los hijos pródigos de papá Estado, que los acoge después de haber sido malos chicos, olvidando tanto los desvaríos del chico malo como los sacrificios y buen comportamiento del hijo leal.

Pero aquí queda un tercer actor en discordia: la banca. Si los chicos malos han sido tan díscolos no ha sido porque pudieran hacer alegremente lo que les diera la gana, sino porque han tenido respaldo financiero por parte del banco o caja de turno. Y he aquí que yo pregunto: Si la banca empieza a sospechar que el negocio hipotecario hace aguas y no va a conseguir los beneficios correspondientes o incluso va a generar pérdidas, ¿seguirá prestando dinero a insolventes fácticos?

Creo que la ley de quiebras es un arma de doble filo: por una parte, los descerebradetes disponen de una oportunidad de no quedarse con el culo al aire (ya veremos qué casos son aceptados por los jueces), pero por otra parte es una amenaza para la banca, que ve que su negocio puede no ser tan redondo como creía y por tanto puede ser interpretado como motivo para cerrar el grifo del crédito desde ahora mismo.

Recordemos que el actual estatus del mercado inmobiliario español requiere una inyección de más de 100.000 millones de euros anuales para mantener estos precios, provenientes en su mayoría de préstamos. Si la banca percibe la ley de quiebras como una amenaza al negocio, vamos a ver a otras ratas abandonar el barco, y esta vez van a ser, como el título de la película, ratas a la carrera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que es muy desafortunado lo que escribes, solo la ignorancia y la inmadurez pueden hacerte decir esas cosas.

Anónimo dijo...

vaya, pues yo creo que el autor se ha currado un buen analisis de ambas noticias.

Donde ves tu la inmadurez?

Expatriado