25 noviembre 2006

Los adalides de la Patria

Hola de nuevo, amigos.

Hoy quiero hablar de los adalides de la Patria, esos paladines cuyas decisiones rigen nuestro destino, esos que anteponen el bienestar del colectivo a los beneficios particulares y privados. Los inasequibles a las tentaciones, aquellos que pueden llevar con orgullo la cabeza bien alta porque sus decisiones están basadas en el respeto a las leyes y en el bien de los ciudadanos. Estoy hablando, cómo no, de los políticos.

¿Qué me dicen, por ejemplo, de los concejales de urbanismo? Son la personificación misma de la resignación, del sacrificio personal a cambio del servicio a los ciudadanos. Cualquier político podría ser concejal de deportes, o de cultura, o de... Cualquier otra concejalía le reportaría muchísimos menos problemas y dolores de cabeza; en cualquier otra no tendría que soportar presiones por parte de constructores, promotores, propietarios de suelo... Tendría muchísimo menos trabajo, cobraría lo mismo y además apenas se le vilipendiaría en los medios (tal como están haciendo en estos días con tantos honrados concejales de urbanismo). ¡Pero no! Los partidos y concejales pretenden hacerse con la concejalía de urbanismo en una clara demostración de sacrificio y afán de trabajo en pos del bienestar común; se cargan esa losa a las espaldas sin importar su peso. ¡Esto se llama servir a la sociedad desinteresadamente!

Es admirable la vocación de función pública de la clase política, la cual llevan adelante a pesar del maltrato que reciben de la sociedad. Porque yo me pregunto: ¿quién no conoce alguna historia de un político cuya honorabilidad haya sido puesta en duda en la prensa, radio, diarios u otros medios reaccionarios que sólo buscan el descrédito de estas personas honradas?

Hasta la propia Justicia ha intentado en ocasiones ensañarse con la clase política, aunque afortunadamente siempre (o casi siempre) salen airosos de las acusaciones a pesar de existir multitud de pruebas en su contra, cizañeramente preparadas para intentar hacer creer a los ciudadanos que los honrados representantes del pueblo están involucrados en oscuras tramas ilegales. Suerte que hasta ahora el "ángel de la guarda" de la mayoría de ellos ha logrado evitar las injustas condenas que para ellos se solicitan.

Estamos llegando a tal punto de inmerecido descrédito de nuestros gobernantes que desde algunos sectores, mostrando una total ingratitud hacia nuestros políticos, se ha insinuado que el mantener las competencias de ordenación territorial en manos de consistorios y alcaldes es lo mismo que mantener 8000 focos de corrupción inmobiliaria (por los aproximadamente 8000 ayuntamientos que existen en España). Asímismo, en el colmo de la desfachatez, se ha pedido que al menos se cree un organismo a nivel autonómico que sirva para validar las decisiones que en cuanto a ordenación territorial se tomen en los distintos municipios. ¿Acaso están afirmando veladamente que nuestros alcaldes y concejales se benefician personalmente o bien benefician a terceros con las decisiones que toman en relación al urbanismo? ¿Se está insinuando que estos servidores públicos se han dejado llevar por los caminos de la corrupción?

Incluso las fuerzas del orden se han propuesto perseguir y acosar a nuestros políticos llevados por la absurda idea de que la corrupción está presente entre los gobernantes. Como muestra, el proyecto de creación de grupos específicos contra delitos urbanísticos en la Guardia Civil.

Por supuesto, las injurias y calumnias no quedan sólo en el ámbito de lo municipal, sino que son lanzadas contra todos los estamentos y cargos públicos desde el concejal hasta los propios ministros. Está claro que la envidia es muy mala y está muy extendida en nuestro país, y lo que se pretende es desprestigiar a quienes tienen una posición y han logrado el éxito y el reconocimiento público.

Los políticos son los encargados de guiar con mano firme el destino de nuestro país. Ellos saben qué es lo mejor para los ciudadanos, y por ello han sido elegidos como representantes y gobernantes del pueblo. En sus decisiones se concentra la sabiduría del erudito y la intuición del estadista. Ellos siempre saben qué es lo mejor para el desarrollo del país y actúan en consecuencia.

El modelo económico y de crecimiento es válido y sostenible. La economía va viento en popa y seguirá así ad infinitum, tal y como nos recuerdan nuestro ministro Solbes y nuestro gobernador del Banco de España MAFO cada cierto tiempo; y si no fuese así, nos lo dirían, ¿no? Es imposible que un honesto político engañe (o directamente mienta) al pueblo que lo ha elegido.

Los pilares de la economía (léase consumo interno y construcción) gozan de buena salud; si los políticos han consentido, aprobado y permitido el boom inmobiliario es porque es lo mejor para todos nosotros. La gallina de los huevos de oro sigue en forma, no lo duden. Si no fuese así, ¡apañados estaríamos!

04 noviembre 2006

El optimismo de los inconscientes

Hola de nuevo.

Tras unos días sin estar por aquí volvemos de nuevo por este humilde blog para exponer la cara amable de la vida: el optimismo del inconsciente y la felicidad del ignorante.

Es conocido, y además evidente, que muchos medios de comunicación (y con especial énfasis los más generalistas y los que llegan a una mayor cantidad de público) siguen con su labor narcotizante para esconder la realidad de la situación económica del pais en general, con especial empeño en mostrar las bondades de un modelo consumista en el que cualquier particular insolvente de facto puede gastar lo que no tiene (y en algunos casos probablemente no llegará a tener nunca) simplemente por obra y gracia del crédito fácil y los incesantes aumentos de patrimonio (véase 'El paradigma MAFO' en este mismo blog), muchas veces obviando la precariedad y temporalidad de los empleos, la baja cualificación laboral y el desequilibrado crecimiento de la economía.

En esta línea, hoy os traigo no uno, sino nada menos que DOS artículos de opinión aparecidos en las últimas semanas acerca del actual estado de la economía y de las cuentas de los particulares donde se transmite un mensaje de optimismo. Han aparecido muchos otros artículos y noticias del mismo corte, pero como no es difícil encontrarlos pues os dejo a vosotros, queridos lectores, la tarea de buscarlos si es que realmente estais interesados en los mismos; yo tengo suficiente con exponer estos dos y así, además, intentar que no se me tache de agorero y de que siempre expongo sólo las noticias pesimistas (je, je).

Fernando González Urbaneja: Una economía a su aire

Resumiendo, que la economía va viento en popa, con crecimientos superiores al 3% y las previsiones pesimistas no se materializan. El consumo, símbolo de crecimiento y prosperidad, está desbocado, hecho fácilmente constatable gracias al preciso método empírico de darse una vuelta por los centros comerciales.

En cuanto a los datos negativos como el aumento de precios (el oficial y el real) y el desequilibrio exterior, el Sr. Fdez. Urbaneja (conste que me parece un periodista serio) se queda tan ancho despachándolo con un "no es tan malo como algunos imaginan" (sic).

Peeeero, en un último empujón en pro del optimismo, se esgrimen dos argumentos que al menos a mí me resultan preocupantes:

Percibo una pérdida de intensidad en la demanda interna, especialmente en el sector inmobiliario, que contribuirá a que no se produzca un derrumbe por caída brusca de las expectativas.
¡Vaya! Parece que el sector inmobiliario se mantiene por expectativas. ¿Es eso un crecimiento sano, equilibrado y basado en demanda real o está basado en la pura especulación? Y un mercado especulativo a la baja, ¿es sostenible, es decir, las expectativas permanecerán lo suficientemente altas como para que los especuladores se mantengan en el mercado?
Los tipos de interés han subido, pero no van a ir mucho más allá y la era de liquidez no se va a esfumar por ensalmo.
Visto el contexto en el que está escrita la frase, se desprende que si se rescinde el crédito nos vamos al garete. Y yo me pregunto: ¿qué clase de crecimiento es este que necesita enormes inyecciones de liquidez (préstamos) para mantenerse? Desde luego, parece que no somos tan ricos como nos quieren hacer creer. Lo dicho, que vivimos de prestado, ¡¡y nosotros sin saberlo!!

Primo González: El (infundado) miedo a las hipotecas
[Lo de 'infundado' lo he escrito yo]

En esencia, el autor especula con que los tipos no van a superar en mucho la barrera del 4%, poco más o menos el nivel de inflación en España, y que una subida así no va a repercutir gravemente en las economías de los endeudados.

El Sr. Primo González olvida que la inflación en España (al menos la oficial, a la que se indexan muchos de los salarios en España) se ha situado a niveles por debajo del 3% (ya veremos si es un espejismo o no), por lo que los intereses reales han dejado de ser negativos. Por otra parte, olvida que a un hipotecado con el agua al cuello le importa poco la relación de los tipos de interés respecto a la inflación: lo que sí le importa es que una subida desde el 2% al 4% hace que su cuota aumente en un porcentaje muy superior al que lo va a hacer su salario.

También se apunta que la deuda actual es la más alta de la historia de España, pero se consuela al saber que hay paises que están aún peor que nosotros.

Y a esto, se me ocurre pensar que mal de muchos, consuelo de tontos y que, desde luego, quien no se consuela es porque no quiere... Y, con todo, ¿quién puede negar que otros paises más endeudados que nosotros no puedan entrar en crisis? Parece como si el que haya otros países en situación 'delicada' sirva como garantía de que a nosotros las cosas nos van a ir bien.

Pero vamos, es que ni aun así nos libramos de la quema... Comparar sin más los fríos datos de endeudamiento es mostrar sólo una parte de la foto. ¿Qué tipo de endeudamiento, a tipo fijo o variable? ¿Qué clase de economía, una con diferentes sectores productivos, o una economía monotema donde la construcción (sector poco eficiente, con nulo valor añadido y de producción inexportable) aporta entre el 15 y el 20% del PIB? ¿Una economía con empleos de alta cualificación o una donde uno de cada cuatro empleos creados es en la construcción, importando mano de obra barata y con nula cualificación? ¿Una economía con capacidad de maniobra gracias a políticas de tipos de interés y cambios de divisas adaptables a las necesidades del pais, o una donde las políticas monetarias vienen dictadas desde fuera y adaptadas a las necesidades generales de un área supranacional? En fin, que no todo se puede quedar en la exposición de dos o tres cifras mientras nos regodeamos en los laureles de nuestro éxito.

Se exponen los bajos tipos de interés como la principal razón para descartar un escenario alarmista:
La principal razón para descartar un escenario alarmista, como el que han pintado algunos durante estos últimos meses, es la escasa probabilidad de que los tipos de interés se disparen al alza en los próximos meses e incluso en un plazo de tiempo razonable, de unos pocos años.
El Sr. González debería recordar que muchos hipotecados han contraido deudas por los próximos 25, 30 o incluso 40 años. Yo no me atrevería a afirmar que esos plazos puedan ser considerados como "unos pocos años". Además, como ya sabemos, a medida que se aumenta el plazo y suben los tipos la deuda amortizada disminuye, lo que me hace especular con la posibilidad de que "en unos pocos años", una vez los tipos hayan podido dispararse, muchos de los endeudados de estas últimas hornadas aún tendrán una deuda muy, pero que muy considerable.

Y aquí tenemos la otra razón para descartar el tan traido y llevado escenario alarmista, una vieja conocida de este blog podríamos decir:
Hay otros factores que permiten apoyar la confianza de los españoles que se lanzan a la contratación de créditos. Una de ellas es la fortaleza de los activos en manos de las familias. La solidez del precio de la vivienda y la subida de los mercados de renta variable significan que las familias españolas cuentan con una base bastante sólida en su patrimonio
Vamos, que la valentía de los españoles a la hora de endeudarse hasta las trancas está justificada por obra y gracia del aumento en la valoración de activos, léase viviendas, en manos de las familias. ¡Vaya! El paradigma MAFO hace de nuevo aparición en escena, a ver si a base de repetirlo una y otra vez termina convirtiéndose en realidad.


Aparte del aluvión de noticias y artículos de esta índole, no olvidemos la responsabilidad de nuestro bienamado Gobierno, que no sólo miente descaradamente sino que además no ha hecho nada por intentar enderezar la situación. Al fin y al cabo, los creadores de opinión pueden hacer o decir lo que les venga en gana o lo que les manden (allá cada uno con su responsabilidad o su conciencia), pero el gobierno tiene unas responsabilidades mucho más allá de la simple propaganda narcotizante: una cosa es no crear alarma y otra muy distinta quedarse de brazos cruzados.

Lo más preocupante es que todas estas noticias, artículos y comentarios pueden calar (y de hecho lo consiguen) en la consciencia (¿o debería decir 'inconsciencia'?) general de los ciudadanos, que son bombardeados una y otra vez hasta creer que todo es jauja y que no hay de qué preocuparse porque todo va como la seda. Los mensajes entonces habrán alcanzado su objetivo y la sensación del 'España va bien' termina por crear un estado de optimismo de los inconscientes y felicidad de los ignorantes.

Y yo pregunto: ¿quién es el inconsciente, el -supuestamente- sesudo analista o -también supuestamente- experto creador de opinión que difunde la información o el ignorante financiero que la recibe? ¿El que crea o el que cree?

Desgraciadamente, ambos. Uno por olvidar su compromiso con la objetividad, y otro por creerse rico a pesar de la cruda realidad de los extractos del banco.

El optimismo de los inconscientes está cavando nuestra propia fosa. Dentro de poco sólo quedará que la realidad nos empuje adentro.