16 octubre 2009

¿Compro casa?

Columna de Primo González (parece mentira que hace unos meses le llamásemos 'el optimista' en este mismo blog) en 'Estrella Digital' el 16 de Octubre de 2009:


La caída de los precios de la vivienda está dejando a muchos inmuebles en condiciones muy apetecibles de precio, considerando los precios que existían hace dos años. Acabó la fiesta inmobiliaria y han llegado los recortes de precios, que se suceden en cascada y sin cesar, sin que nadie sepa a ciencia cierta cuándo va a terminar el tobogán bajista. La bajada de precios se ha consolidado en los últimos meses desde que han entrado en liza las entidades financieras. Cansadas de acumular llaves y más llaves de pisos de propietarios en fuga, que han dejado la vivienda casi sin estrenar y con una hipoteca que a estas alturas supera el valor de mercado de la vivienda, las entidades financieras han puesto en marcha agresivas campañas, aguzando el ingenio mediante las más diversas fórmulas con objeto de convencer a los potenciales compradores de que ha llegado el momento de decidirse a la compra de un piso, para lo cual cuentan con un arma de indudable impacto en estos momentos, el acceso rápido a un crédito a tipo asequible.

La duda, sin embargo, persiste entre muchos potenciales compradores, muchos de ellos demandantes de una vivienda que no será de primera ocupación sino para explotarla vía alquiler. Y persiste porque las estadísticas oficiales que cada poco leemos, unas quizás más fiables y consistentes que otras, no dejan de mostrar la inclinación descendente de la curva de precios. O sea, que el que no compra, hoy por hoy, acierta. Es decir, dejando la decisión, no urgente en la mayoría de los casos, para más adelante, se asegura un precio más bajo en la adquisición del inmueble.

Este retraso es lógicamente una de las rémoras a las que se enfrenta el sector inmobiliario, ya que mientras exista la convicción de que dentro de unos meses se puede comprar más barato, pocos van a dar el paso de adquirir la vivienda en las circunstancias actuales, por favorables que sean las condiciones de tipo de interés e incluso de precio. El sector no va a levantar cabeza previsiblemente mientras el horizonte inmediato o de medio plazo de los precios apunte a la baja. Muchos españoles han adquirido inmuebles en la creencia de que se trataba de una especie de plan de pensiones en el que convenía enterrar el dinero para recuperarlo el día de mañana.

Esta crisis quizás sirva para enterrar en alguna medida esa proyección de tipo patrimonial, pero es probable que la idea subsista en muchas mentes como una razonable oportunidad de lograr una renta, vía alquiler, en el futuro. Pero mientras los precios sigan bajando, y lo están haciendo de forma interminable, estos planteamientos van a quedar en segundo plano. La gente no está dispuesta a invertir con vistas al alquiler o a la acumulación de patrimonio si sabe que de aquí a unos meses su ahorro se va a depreciar. Menos mal que en los últimos meses las caídas de precios se han ido suavizando paulatinamente. En estos momentos, y según las últimas estimaciones, los retrocesos de los precios de los pisos en términos anuales rondan el 8%.

Cuándo acabará esta pendiente es un asunto que resulta bastante difícil de indagar, ya que dependerá de la oferta de viviendas vacías disponibles, que parece superior al millón de unidades, mucho ladrillo para una demanda que, por mucho que pueda reaccionar si los precios se consideran ya asequibles, no va a cubrir esa oferta en varios años. El ritmo de construcciones ha caído por fortuna desde los 600.000 pisos anuales de hace dos o tres años a los 200.000 escasos en la actualidad, cifra que tiende a bajar. Por lo tanto, se están poniendo las bases para un cierto equilibrio entre la oferta y la demanda, aunque el momento exacto de ese equilibrio no parece cercano.

El Gobierno anunció hace unos meses que iba a suprimir la deducción fiscal a la vivienda para el año 2011, quizás en un intento de estimular la demanda antes de esa fecha, es decir, hasta finales del año próximo. No está claro que la "amenaza" haya surtido efecto, aunque es probable que muchos quieran esperar al último momento. Y ese momento está lejano aún, ya que queda más de un año. Para entonces se podrá hacer el pleno: precio mucho más bajo y deducción fiscal aún vigente, con la posibilidad de que los tipos de interés sigan siendo tan benévolos, o casi, como los actuales y las entidades financieras hayan bajado un poco la guardia a la hora de conceder hipotecas a un abanico más amplio de compradores.

En suma, casi todo invita a esperar para tomar una decisión de compra, lo que no es bueno para el sector ni para la economía. La forma de deshacer este laberinto quizás resida en el alquiler, cuyo fomento por parte del Gobierno y de las autoridades judiciales podría abrir una fase de mejores expectativas para los inversores en viviendas. Habría que pedirle algo más de imaginación a las autoridades en este asunto, no sólo a los responsables de Vivienda, sino posiblemente, y sobre todo, a los que manejan los hilos fiscales. Un tratamiento fiscal más adecuado a los inversores de este tipo de activos podría contribuir una situación que parece pudrirse cada día un poco más.