14 abril 2008

El castillo de naipes se desmorona

Hola amigos.

Ya está aquí, ya ha ocurrido. Eso que los romanos decían de cierto en sí mismo pero incierto en el cuándo ya es un hecho. Intentaron negar la mayor pero el castillo de naipes se desmorona a pasos agigantados. Ya no hay forma de ocultarlo: frenazo de la compra especulativa (nada menos que el 40% de la demanda), desplome de la compraventa, caída de beneficios de las inmos (y la mayor parte, de fuera del negocio), reducción de la construcción de viviendas en un tercio (y esto según Sacyr, interesada en que el chiringo no se caiga), caída del precio del suelo (uno de los principales activos de las inmos), fuerte restricción del crédito, comienzo de los descuentos en la compra (no, bajadas no, descuentos), pronósticos de bajadas del 20% por parte del FMI (qué más quisiera el FMI que la cosa se quedase ahí) y los propios promotores, augurios de duro aterrizaje según el FT y confirmación de bajadas del 15% ya producidas.

Y es que lo de los promotores no tiene nombre. Después de hartarse de decir que la vivienda nunca baja, ahora nos salen con que la cosa está muy mal y que su negociete va directo a la hecatombe (cómo llamar si no a una bajada desde las 760.000 viviendas construidas a las 300.000 que pronostican para este año); ahora dicen que la crisis durará tres años, y las cajitas advierten de que será más traumático de lo esperado.

Y tanto que sí... Por ahora la lista de inmobiliarias en quiebra es para echarse a temblar, una vez pasado el 9-M: Contsa (25 millones; ahora algunos que palman pasta en la inversión quieren hacerla pasar como estafa), Cosmani (350 millones), Grupo Lábaro, Grupo Sánchez (97 millones), Encoval, Ereaga (160 millones), Fbex (600 millones), Expofincas, Habitat (1.600 millones), Jale (346 millones), Marbar, Nou Temple, Nozar, Prasi (40 millones), SEOP (356 millones), y así hasta 156 declaraciones de insolvencia en el primer trimestre.

Y a esto hay que añadir las que se han salvado in extremis renegociando la deuda, como Colonial (6.400 millones, en proceso de venta), Detinsa (600 millones) o Fadesa (5.200 millones), cuyo presidente Fernando Martín (el oráculo que predijo el aumento vertiginoso de los precios en dos años), aplicando la máxima de morir matando, adujo que el sector está pelado y no puede pagar sus deudas, así que o los bancos les refinancian o aquí quiebra todo Dios.

Y es que el G-14 aplica una política de chantaje como su principal argumento para sortear la crisis: de ahí las reuniones con Chacón, la vergonzosa petición de créditos blandos al ICO (Solbes lo frenó, pero se han inventado otra fórmula), el plan ZP para ayudar a quienes han provocado todo el problema y ahora la amenaza a los bancos.

El caso es que el 60% de las inmobiliarias se encuentran al borde del abismo, y ahora es cuando estos señores, por fin, admiten que sí, que la cosa está muy mal y que quieren que el ajuste sea sudden and sharp para recuperarse cuanto antes, para reestructurarse y recuperar la confianza (pobrecitos, que los bancos no se fían del negociete y ya no les dan pasta ni les cubren el crédito tan alegremente como antes). Y para ello piden ayudita a las administraciones en forma de obra pública y VPO apelando, como ya es habitual, a su labor como soporte de la economía (chantaje rastrero en el que cae el Gobierno). ¡Joder, como si aún no estuviese claro que estamos donde estamos precisamente por culpa de la construcción (por una vez, patronal y sindicatos de acuerdo, lo que hay que ver...)!

Pero por más que se intente salvar al sector, la suerte está echada; han sido demasiados desmanes como para ahora poder salir airosos de esta. Y para ir haciendo el cuerpo, nada mejor que una buena serie de bombardeos con los titulares más truculentos; que el populacho se entere de que a partir de ahora pintan bastos:

Hala, a disfrutar del resumen. Buenas noches.

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