01 octubre 2007

Los bancos centrales también tienen su vía crucis

Saludos de nuevo, queridos lectores.

Quizás alguno de vosotros se haya percatado de que estos días se ha cumplido un año desde que este blog vio la luz. Durante este tiempo hemos intentado mostrar lo que se esconde tras la fachada de los incrementos eternos de precio y las palabras de complacencia de los políticos que nos ha tocado sufrir. Hemos advertido de que no es oro todo lo que reluce (o algunos pretenden que reluzca) y que la pretendida bonanza económica
es un espejismo basado en el dinero barato y el crédito descontrolado.

Bien, pues ya lo tenemos aquí, ya tenemos la crisis a la vuelta de la esquina. La crisis de las hipotecas llamadas 'subprime' ha puesto de los nervios a más de uno, y los bancos centrales de uno y otro lado del charco han tenido que intervenir para evitar un colapso del sistema. Estamos, literalmente, andando sobre la cuerda floja.

Varias entidades financieras ya se han declarado en quiebra o pretenden suspender pagos, mientras que otras buscan liquidez desesperadamente (aquí es donde han tenido que actuar los bancos centrales) y otras tratan de tranquilizar a sus clientes clamando que la caca de las hipotecas de alto riesgo no les salpica a ellos.

En estas están las entidades financieras españolas, que se dan golpes en el pecho asegurando que la crisis subprime no va con ellos. Y puede que tengan razón y realmente no tengan implicación alguna en las hipotecas de alto riesgo de EE.UU, pero, ¿acaso no están metidas hasta el cuello en las hipotecas de alto riesgo de aquí, las nuestras? Dicen que en España no hay un mercado de hipotecas subprime, y puede ser rigurosamente cierto: aquí, simplemente, el propio mercado es subprime: parejas de mileuristas con contrato precario que pagan más del 50% de sus ingresos de hipoteca y que tienen a los padres como avalistas los hay a porrillo. Y eso por no hablar del acuciante problema de los inmigrantes subprime.

Aquí hay via crucis para todos. La crisis 'subprime' ha traído de cabeza a los principales bancos centrales del mundo. Resulta curioso que el BCE haya cambiado su discurso de férreo control de la inflación y haya tenido que inyectar al sistema financiero dinero a espuertas (que, por supuesto, repercutirá en una mayor inflación, justo en contra de la misión que el BCE tiene encomendada), además de mantener intacto el tipo de interés oficial. Mientras tanto, el euribor no sólo no ha bajado sino que ha cerrado el mes de Septiembre a 4.725%, la cota más alta desde Diciembre de 2000. ¿A qué se debe que el euribor suba a pesar de que el BCE mantiene tipos? Pues porque los que prestan el dinero advierten un aumento del riesgo y, a más riesgo, también piden mayor beneficio. El precio del mercado del dinero, tan alejado de los tipos oficiales, indica que hay muchos nervios.

¿Y qué ocurre al otro lado del charco? Pues que las cosas también están tensas y la FED ha tenido que rebajar recientemente el tipo de interés en medio punto de una tacada, hasta el 4.75%. La falta de confianza en la divisa americana ha llevado al dólar a la mínima cotización histórica frente al euro. Para colmo, las cosas no parece que se vayan a resolver fácilmente dado que la desaceleración económica y el desmesurado déficit están haciendo mella en las cuentas USA hasta el punto de que la propia Administración podría entrar en bancarrota.

Y, mientras el BCE mantiene el tipo de interés oficial a corto plazo y el mercado dice que de eso nada y sigue elevando el precio del dinero, ¿qué ocurre con el precio del dinero a largo plazo? Pues que está más bajo que el precio del dinero a corto. Y esto, queridos lectores, ha sido tradicionalmente un indicador adelantado de las crisis.

Y eso por no hablar de otros indicadores, como el precio del oro, que tradicionalmente ha sido el valor refugio ante las crisis y que se cotiza a su valor máximo desde 1980. Y ya que hablamos de oro, podríamos recordar una noticia de hace unos meses en la que se informaba de que el Banco de España estaba vendiendo una gran parte de sus reservas de oro (de lo cual curiosamente daban más información en la prensa extranjera que en la propia). Desgraciadamente, la venta de oro por parte de los bancos centrales también suele ser un indicador de que las cosas se están torciendo (que se lo pregunten a los argentinos...).

¿Y en qué afecta todo esto al mercado inmobiliario? Bien, pues tenemos el cierre crediticio delante de las narices y las sospechas de una crisis a la vuelta de la esquina: el capital es muy miedoso y en cuanto ve riesgos se esconde, así que con la que está cayendo no va a ser fácil que un banco preste a un insolvente fáctico la cantidad de millones que hoy en día se piden por un pisito. Simple y llanamente, quien tiene la pasta huye del ladrillo como de la peste y no deja su dinero a los bancos para que éstos financien el pisito de nadie (de ahí la falta de liquidez y la intervención del BCE). Y ya se sabe que sin crédito no hay piso que valga, porque pocos pueden hoy en día fardar de comprarse el piso a tocateja...

En fin, buen papelón es el que les queda a los bancos centrales para gestionar la crisis financiera, inmobiliaria e hipotecaria que se nos viene encima.

Buenas noches.

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