Entre pillos anda el juego
Buenas.
Nuevo episodio del culebrón Fadesa. Ahora Jové demanda a Martín por incumplimiento de pacto de no agresión. Y es que entre amigotes se gastan estas bromillas, claro...
Uno, Martín, era un listo que pensó que daría el pelotazo de su vida comprando a crédito la inmobiliaria más grande de España justo antes del crack inmobiliario (un crack que podía vaticinar cualquiera que leyese dos foros acerca del asunto), demostrando que la mayoría de los "reyes del ladrillo" no fueron más que unos tipos con menos luces que una patera, que se vieron arrastrados por el subidón del mercado y que en cuanto vinieron mal dadas demostraron que de negocios saben tanto como un palillero de bar cualquiera.
El otro, Jové, vio el percal y le endosó al listo el muerto antes de que oliese demasiado mal. Si sobrevaloró o no los activos, está claro: todo el mercado estaba hiperinflado, hipervalorado e hipertrofiado, pero esto lo sabe cualquiera que preguntase por el precio de un piso o de un terrenito. El tipo pidió un precio por su imperio y el listo lo pagó. ¿Algún problema entonces?
Otro gallo hubiera cantado si la burbuja hubiese durado un par de años más. Entonces Martín hubiera estado encantado de la gran operación que realizó, y probablemente Jové hubiera maldecido en arameo por no esperar para vender. Pero claro, la bolita cayó en el número de Jové (que era perro viejo, que conocía el negocio mejor que la mayoría y que pensaría aquello de 'el último duro que se lo lleve otro') y Martín se rebotó, a pesar de que en su momento sacó pecho el tío, pero al final ha demostrado que tiene muy mal perder, el hombre...
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