01 febrero 2009

El mayor robo de la Historia

Muy buenas a todos.


¡Sí! Cuando más podría escribir acerca de lo que está pasando, menos lo estoy haciendo. Supongo que todos nos damos cuenta de que los acontecimientos están hablando por sí solos.

Como llevo algún retraso (unos cuatro meses, casi nada...) con esto, me voy a permitir la licencia de escribir acerca de algo que ha sucedido hace ya algún tiempo pero que me indigna especialmente, y que además está relacionado con la última entrada: el rescate con dinero público y la responsabilidad de financieros y políticos en todo este embrollo.

Visto lo visto, mis previsiones (que bastantes tildaron de catastrofistas) se han quedado cortas, muy cortas. Estamos ante la peor crisis de, al menos, los últimos 80 años. Y eso si se admite que el crack del '29 fue peor que este que estamos viviendo, porque hay quien ha tildado a la actual como la madre de todas las crisis, y también quien ha dicho que el '29 comparado con esta fue como un juego de niñas en el patio de recreo de un convento de monjas, ¡ahí es ná...!

Por ahora, la crisis se ha llevado por delante a bancos y otras entidades financieras, algunas de ellas con una trayectoria de casi cien años. Entre las víctimas USA, las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, la aseguradora AIG y otras grandes que se han salvado por los pelos después de ser rescatadas por el Gobierno de turno (con dinero de los contribuyentes, claro). Otras como Lehman Brothers no han tenido tanta suerte y han sido abandonadas a su triste (y merecido) destino.

En este vídeo (¡es para verlo!) se puede ver la explicación de la crisis que Leopoldo Abadía dio en el programa de Buenafuente, y en su blog, ahora famoso, se puede tener una explicación más detallada e igualmente amena y graciosa del tema.

Y ante todo este desaguisado, los Gobiernos se dedican a gastar el dinero de los contribuyentes en rescates millonarios. La palma, por supuesto, se la lleva EE.UU, el mayor responsable de la crisis internacional. Desde el pasado Septiembre se empezó a hablar de la necesidad del rescate, empezando por el inepto gañán que han tenido como Presidente hasta hace bien poco (queda claro que W. Bush ha sido una calamidad, la mayor de al menos los últimos 75 años), que habló en TV para empezar a hacer el cuerpo a los ciudadanos y se amenazó con el colapso y la recesión si no se procedía a ello con la mayor celeridad. Curioso que tuvieran entonces tanta prisa por intervenir, cuando se pasaron años dejando a las entidades financieras hacer y deshacer a su libre albedrío...

No deja de resultar curioso que todo eso ocurra en el país que con mayor vehemencia reclama la no intervención estatal, a pesar de la opereta montada por los republicanos para defender su supuesto dogma de anti-intervencionista, pero que después se tragaron. Tras esto, esperemos que sus dirigentes aprendan que hay que moderar las ideologías ultraliberales que abominan de los controles públicos y luego subvienen las crisis con el dinero de los contribuyentes.

Pero lo peor no es que la Administración USA haya tenido que acudir al rescate del sistema financiero; está claro que, a pesar de no gustar nada a los contribuyentes (lógico, por cuanto supone poner dinero del común al servicio de unos irresponsables), una vez que estamos donde estamos la intervención es el menor de los males: como dice Martín Seco, los chantajes del neoliberalismo económico son chantajes, pero no engañan. Lo peor es que los delincuentes financieros responsables de semejante estropicio, que son aún más tóxicos por sí mismos que las propias hipotecas basura que han creado, no paguen su irresponsabilidad como es debido. ¿Se acordarán los dirigentes mundiales de poner coto a semejantes individuos? Está claro que han demostrado una total incapacidad moral para desempeñar los cargos que han ostentado, y ahora sólo falta ver si incurrirán también en una deseable (y merecida a pulso) responsabilidad penal.

Pocas esperanzas tengo de verlos entre rejas, que es donde merecen estar. Pero en fin, dicen que la esperanza es lo último que se pierde, incluso después que el dinero...

Buenas noches, y enhorabuena a los afortunados que aún conservan su empleo. En no mucho tiempo seremos/serán rara avis.

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